lunes, 24 de marzo de 2008

¡Qué muerte más absurda!


Madame Sevigné narra en sus memorias una de las anécdotas más dramáticas de la historia de la gastronomía, la del chef Fritz Karl Watel, conocido como François Vatel (1631-1671). El cocinero fue el maestro de cocinas durante visita que el rey Luis XIV hizo al castillo de Chantilly, en el que también nació la célebre crema que lleva su nombre.
El reto era enorme ya que a la fiesta, de tres días de duración, acudieron 2.000 invitados. Vatel fue acumulando nervios y tensión a medida que se acumulaban los problemas. El viernes, el plato fuerte de la cena debía ser el rodaballo pero, no llegaba a tiempo. Sin saber qué ofrecer de comida a los invitados y convencido de que había perdido para siempre su honor, Vatel se suicidó con varias puñaladas. Cuando su ayudante entró en el almacén para avisarle que había llegado el pescado, se encontró con el chef muerto en el suelo. Madame Sevigné narró con un gran lujo de detalles aquel episodio de dignidad, así que había datos suficientes para poder llevarlo al cine y en el 2000 se estrenó Vatel (Roland Jofé) al que daba vida en la pantalla el gran Gérard Depardieu.

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