martes, 22 de abril de 2008

La erótica del poder



El soldado estadounidense William C. Enker ha desvelado que, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, encontró en las oficinas del führer unas 8.000 cartas. Las remitentes eran mujeres perdidamente enamoradas de Hitler que realizaban propuestas tan inocentes como cortarle el pelo o tan osadas como "quiero un hijo suyo". Como si se encontraran ante Elvis Presley, o cualquier cantante sexy de éxito, algunas misivas exaltadas afirmaban "me gustaría comerte y devorarte de amor". 
Estos mensajes podrían ser una anécdota más o menos irrosoria dentro de aquel ambiente bélico, pero muchas de aquellas mujeres perdidamente enamoradas del lider nazi tuvieron un final trágico. Los funcionarios nazis revisaban estas cartas y si las consideraban demasiado exacerbadas, enviaban a las remitentes a un manicomio. El régimen no se podía permitir "enfermos mentales".

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