Aunque el genocida nazi Adolf Hitler se mostrara muy orgulloso de las dos Cruces de Hierro (de segunda y de primera clase) que le otorgaron por su participación en la I Guerra Mundial, en realidad ni luchó en las trincheras ni capturó él solo a quince soldados franceses, como afirmaba. Pasó la guerra como ordenanza y correo, y su misión consistía en llevar órdenes a pie o en bicicleta. Además, solo llegó a cabo, porque sus superiores, haciendo alarde de unas asombrosas dotes psicológicas, afirmaron que carecía de capacidad para el mando.
No fue el único en "maquillar" su historial militar. Benito Mussolini, el dictador fascista italiano, tampoco superó los galones de cabo. Tras su paso por las trincheras sin pena ni gloria, se hirió en un pie durante unos ejercicios de lanzamientos de granadas y tuvo que ser evacuado. Y ya no regresó al frente.
(Leido en la revista MUY HISTORIA)
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