martes, 10 de febrero de 2009

HUMOR NEGRO


Las grandes hazañas de la Conquista de América son muy conocidas, pero esa historia también tiene su letra pequeña. Entre las muchas anécdotas dignas de contar, está el fúnebre caso de Pedrarias Dávila, que gobernó despóticamente Panamá a lo largo de 16 años (1514 a 1530). Este patibulario personaje se hacía acompañar siempre por un ataúd y, en ocasiones, asistía en su interior a la celebración de su propio funeral.
Resulta que unos años antes de embarcar rumbo al Nuevo Mundo, Pedrarias sufrió un ataque de catalepsia tan fuerte, que cuando despertó estaba dentro del ataúd en que lo iban a enterrar. Desde entonces, en todos los aniversarios de esa fecha y en otras ocasiones señaladas, se hacía oficiar su funeral en vida metidito en su caja de pino.
Tanto se jactaba de haber vencido a la muerte, que casi lo consigue. No murió hasta los noventa años cumplidos, después de haber diezmado a la población indígena de Panamá.
Sólo hay que mirar su retrato para confirmar que, en este caso, la cara es el espejo del alma.

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